con el paso del tiempo acumulamos tensiones, experiencias emocionales, adquirimos hábitos y costumbres posturales vamos desarrollando hábitos que favorecen una respiración poco eficiente, muchas personas no respiran con la profundidad necesaria y sólo lo hacen por ejemplo con la parte superior del tórax, provocando de esta manera que la cantidad de oxígeno que llega a los pulmones sea insuficiente, lo que genera estados de ansiedad.
Otras en cambio respiran casi siempre con la parte baja de los pulmones, provocando estados de agotamiento físico, desánimo, depresión, además de facilitar el desarrollo de enfermedades infecciosas por el cumulo de patógenos en los pulmones.Una buena forma respirar no solo mejora nuestro estado físico general, La respiración está directamente unida-relacionada al momento emocional que vivimos, (llanto, risa, suspiro, jadeo, ansiedad, depresión, euforia) es inmediata compañera de nuestras emociones, cada una de ellas tiene su particular modo de “respirarse”. Así pues, cuando aprendemos a gestionar nuestra forma de respirar aprenderemos también a gestionar nuestro estado de ánimo.
Beneficios
En lo físico: Aumenta el flujo de oxigeno a todo el cuerpo, combate el insomnio, mejora el funcionamiento de todos los órganos (digestivos, cardio-circulatorio, elimina toxinas) aumenta nuestro nivel de energía, Mejora el aspecto de la piel. Mejora el tránsito intestinal. Mayor amplitud, suavidad y coordinación en los movimientos
En lo emocional: conseguiremos armonizar- equilibrar estados animo, relajar ansiedad, aumentar nuestra vitalidad,
En lo mental, mejoraremos nuestras capacidades mentales como la concentración, la atención…